Déficit de atención e hiperactividad
Establecer normas de clase de manera clara y concisa, pueden exhibirse en un lugar visible para recordar su cumplimiento. Pueden ser trabajadas y discutidas en grupo para que los alumnos comprendan su importancia.
Sentar al alumno cerca de la mesa del profesor, así como cerca de estudiantes que le puedan servir de modelo y que no presenten problemas de conducta.
Disponibilidad de un área de trabajo más silenciosa y/o protegida de distracciones para cualquier alumno que lo solicite.
Disponer de un cuaderno de tareas para casa, con el que también podamos comunicar a los padres las tareas y exámenes para que puedan ayudarle con suficiente tiempo. Se debe supervisar dicho cuaderno para asegurarnos de que lo apunta todo correctamente.
Comprobar la mesa y cuadernos regularmente para facilitarle la organización y limpieza.
Enseñar destrezas de organización, como codificar con colores los libros y sus cuadernos correspondientes. Escribir en diferente color enunciado y respuestas, notas importantes…
Las instrucciones deben darse de una en una, siendo concretas, cortas y en un lenguaje positivo. Manteniendo el contacto ocular y/o la proximidad física para asegurar su atención.
Repasar las instrucciones cuando se presenten tareas nuevas para corroborar si el alumno las ha comprendido, y una vez que se cumplan serán elogiadas inmediatamente.
Recordar al alumno que debe revisar el trabajo antes de darlo por finalizado.
Combinar tareas de diferente nivel de interés. Por ejemplo después de una lectura, continuar con una actividad más manipulativa o concreta.
Dar explicaciones motivadoras, acercando el tema a la vida cotidiana del niño, y dinámicas, fomentando la participación. Es importante que estén estructuradas, organizadas y asegurarse de su comprensión.
La metodología de aprendizaje debe centrarse en conducir el desarrollo cognitivo verbalizando los pasos y hacer todas las etapas sin saltarse ninguna.
Las tareas deben tener un formato simple y claro, y ser justas en cantidad. Si se trata de actividades largas conviene fragmentarlas, además de supervisar y reforzar constantemente.
En caso de ser necesario, permitir tiempo adicional para completar las tareas.
Usar mecanismos para captar la atención del alumno (variar tono de voz, mantener silencio en el momento menos esperado, mencionar el nombre del alumno, moverse cerca de su mesa…).
Establecer con el alumno una clave o señal para ayudarle a reconocer cuando no está haciendo la tarea o comportamiento esperado.
Proporcionar descansos que le permitan moverse (por ejemplo ayudar a recoger) y entre una asignatura y otra.
Hablarle en un tono adecuado, sobretodo si está nervioso.
Hacerle preguntas cuando esté prestando atención en lugar de cuando no esté en la tarea pertinente, así protegemos su autoestima.
Para hacer correcciones empezamos comentando lo positivo, lo que sí ha conseguido, y continuamos planteando de manera constructiva en qué ha fallado y cómo puede mejorar.